Bush pide más militarismo y represión aquí y en el extranjero. Por el Cuadro 17. Traducido por un preso en California. Editado por Células de Estudio para la Liberación de Aztlán y América Latina. El día 20 de septiembre el presidente Bush habló con una junta de emergencia de las dos ramas del congreso. El mitin de emergencia –el único en su especie desde hace 60 años— se realizó para discutir los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono. Bush usó la oportunidad para pedir aumentar el militarismo en el extranjero y la represión aquí en los EE.UU. Bush comenzó bien reconociendo que los gobiernos que instigan y ayudan a quienes cometen asesinatos son responsables por esos asesinatos. “Por instigar y ayudar a cometer asesinato, el régimen de los talibanes ha cometido un asesinato.” El MIM le dice lo mismo al presidente Bush y llamamos atención al hecho de que EE.UU. es un país que comete asesinatos por todo el mundo. El gobierno yanqui tiene una larga historia de instigar y ayudar a dictaduras asesinas por todo el mundo, de financiar ataques contra el pueblo de Colombia, de bombardear al pueblo de Iraq y de patrocinar el desmantelamiento del gobierno popular de Chile para poder establecer un régimen militar responsable por la muerte de miles y miles de personas. EE.UU. patrocina y ofrece ayuda financiera a los gobiernos reaccionarios del mundo que están dispuestos a complacer los deseos del gobierno yanqui. Al gobierno yanqui no le importa que las gentes de estos pueblos queden en manos de militantes peligrosos, o que pasen hambre o que mueran de enfermedades prevenibles mientras que sus gobiernos usan el dinero para facilitar que las corporaciones capitalisatas exploten al pueblo para el beneficio de los que viven en EE.UU. El interés repentino de Bush en contra de los que instingan y ayudan a cometer asesinato no es más que un falso amor por la paz de parte de Bush y el gobierno yanqui asesino. Luego Bush presentó unas demandas “no-negociables y que no pueden ser discutidas,” señalando que los talibanes serían atacados si no ceden a éstas: “Entreguen a los líderes de al Qaida que se esconden en su país a las autoridades estadounidenses. Dejen libres a todos los paisanos extranjeros, incluso a ciudadanos americanos que se encuentran encarcelados injustamente. Ofrezcan protección a periodistas, diplomáticos y trabajadores humanitarios extranjeros en el país. [Un callejón sin salida –a Bush se le olvidó mencionar que fue a causa de los ataques yanquis que dichos periodistas, diplomáticos y trabajadores humanitarios se vieron en la necesidad de huir. Por culpa de los yanquis se hace imposible ofrecer refugio y seguridad a esta gente- un hecho que después se invoca para justificar sus ataques.] Deben cerrar de inmediato y permanentemente todos los campos de entrenamiento usados por terroristas en Afganistán. Deben entregar a las autoridades adecuadas a cada terrorista y a cada persona y sus estructuras de apoyo. [¿Cada terrorista? –¿Y quién define esto? ¿Acaso cada persona que sonrió cuando se enteró de los ataques contra el World Trade Center es un ‘terrorista’ tal como lo dicen los comentaristas reaccionarios? Si los talibanes decidieran entregar a un montón de ‘terroristas’, ¿ qué prohibe que los yanquis digan “No. Esos no son todos. Faltan más.”?] Deben permitir que EE.UU. entre por completo a los campos de entrenamiento de terroristas para asegurarnos de que no sigan en operación.” Estas demandas son imposibles porque se definen muy ampliamente. Después de declarar guerra en contra de los talibanes, Bush prosiguió a declarar guerra contra otros países por todo el mundo. “Nuestra guerra al terrorismo comienza con alQaida pero no termina ahí…iremos contra los países que le ofrecen ayuda y refugio al terrorismo. Cada país en cada región debe decidir ahora: o están de nuestro lado o están del lado de los terroristas.” Esta equación no deja campo para el antiimperialismo. Si los países no son amigos del imperialismo entonces son amigos del terrorismo. De hecho, Bush ha declarado guerra en contra de todos los gobiernos que se niegan a doblegarse al deseo yanqui, así como contra todos los movimientos revolucionarios alrededor del mundo. Además el congreso yanqui le ha ofrecido un ‘cheque en blanco’ para que aproveche cualquier método para deshacerse de estos movimientos y gobiernos. “Emplearemos todos nuestros recursos –todos los métodos diplomáticos, todas las armas de inteligencia, todos los instrumentos policiales, toda la influencia financiera y todas las armas de guerra que sean necesarias para destruir y derrotar a la red mundial del terror.” Para quedar claro, Bush nombró un montón de países que se consideran enemigos de EE.UU.: “Hay miles de estos terroristas en más de 60 países.” De hecho, la semana pasada Bush declaró guerra contra más de 60 países y demandó que se rindieran a EE.UU. o sufrirían ataques. Bush aclaró que no espera ganar esta guerra con unos cuantos ataques acertados y preparó al público yanqui para una larga campaña militar con fin de lograr seguridad para los pocos ricos que sobreviven a causa de la pobreza de la mayor parte de la población mundial. “Nuestro contraataque se trata de mucho más que unos ataques aislados y una represalia instantánea. Los americanos deben anticipar una larga campaña como ninguna que hemos conocido, y no una sola batalla. Puede haber ataques dramáticos que se trasmitirán por la tele y también operaciones clandestinas que permanecerán secretas aunque sean exitosas.” Bush se aprovecha de la situación para avanzar el control imperialista mundial a un nivel sin precedente, ya que hay una inundante mayoría de yanquis que apoyan las actividades militares (véase el artículo del MIM titulado “Después de los ataques la opinión pública yanqui se enfoca en la guerra”). Los grupos activistas que claman por la ‘justicia’ para desquitarse con los que realizaron los ataques contra EE.UU. deben recordar quién administra dicha ‘justicia’. La justicia sólo existe dentro del marco de quien la administra y no en lo abstracto –y esta semana los yanquis de nuevo se han autonombrado vigurosamente ‘policías mundiales’. Cualquier activista que pide una justicia abstracta se ha unido al imperialismo yanqui y justifica la campaña imperialista de terror contra los pueblos del mundo. Aunque se busque separarse de la guerra yanqui por la venganza, el hecho de pedir una justicia abstracta resulta concretamente en traicionar al internacionalismo. El MIM pide un tribunal internacional para enjuiciar a los terroristas del mundo, y empezaremos con los peores terroristas: los imperialistas yanquis. Bush dijo luego que esperaba aumentar el control sobre los asuntos domésticos, dentro de las fronteras estadounidenses. Los yanquis, aterrorizados por las imágenes de miles de personas que murieron en Nueva York están preparados para aceptar las restricciones que se imponen sobre sus libertades civiles para deshacerse de la amenaza de ataques contra el imperialismo en el territorio amerikano. Pero el MIM sabe que estas restricciones se dirigen principalmente a los activistas quienes se oponen al gobierno yanqui y a los extranjeros que viven en EE.UU., y en general a toda la gente de las naciones oprimidas, la misma gente que fue investigada y perseguida en los años 60 y 70 por el FBI. El presidente Bush anunció una nueva posición del gabinete y la secretaría de seguridad doméstica, para coordinar la represión interna que realizan varias agencias gubernamentales y nombró como director al gobernador de Pennsylvania Tom Ridge. Los activistas conocen a Ridge como un reaccionario quien ha autorizado más de 200 ejecuciones e incluso dos órdenes de muerte para Mumia Abu Jamal desde que asumió su cargo de gobernador en 1995. Como parte de su plataforma en su segunda campaña para gobernador, Ridge prometió ordenar la muerte de Mumia. Es un hombre tan reaccionario que es capaz de ganar las elecciones en la ciudad que sancionó los ataques de bomba contra el cuartel de la organización MOVE y que más recientemente arrestó a C. Clark Kissinger en una manifestación para ganar la libertad de Mumia por emplear lo que él pensaba era su derecho de ‘libre expresión’. Los antiimperialistas deben interpretar las proclamaciones de Bush como una advertencia de que la guerra aquí y en el extranjero apenas comienza. No podemos correr el riesgo de que se nos tome el pelo con su declaración de guerra contra el terrorismo. EE.UU. es el país terrorista principal del mundo y mientras continúe actuando como policía mundial seguirá instigando y ayudando a que se realicen asesinatos por todas partes.