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XXVII. CRITICA Y AUTOCRITICA

El Partido Comunista no teme la crítica porque somos marxistas, la verdad está de nuestro lado y las masas básicas, los obreros y campesinos, están con nosotros.

Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre el Trabajo de Propaganda (12 de marzo de 1957).

Los materialistas consecuentes son intrépidos; esperamos que todos los que luchan a nuestro lado asuman valientemente sus responsabilidades, superen las dificultades y no tengan miedo a los reveses o las burlas, ni vacilen en criticarnos a nosotros, los comunistas, y brindarnos sus sugerencias. Quien no teme morir cortado en mil pedazos, se atreve a desmontar al emperador: éste es el espíritu intrépido que necesitamos en nuestra lucha por el socialismo y el comunismo.

Ibíd.

Tenemos el arma marxista-leninista de la crítica y la autocrítica. Podemos deshacernos del mal estilo y conservar el bueno.

Informe ante la II Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (5 de marzo de 1949), Obras Escogidas, t. IV.

La concienzuda práctica de la autocrítica es otro rasgo que distingue a nuestro Partido de los demás partidos políticos. Hemos dicho que la habitación se debe limpiar regularmente, porque de otra manera se amontonará el polvo, y que tenemos que lavarnos la cara regularmente, porque de otra manera se nos cubrirá de mugre. La mente de nuestros camaradas y el trabajo de nuestro Partido pueden cubrirse de polvo y deben ser limpiados y lavados. El agua corriente no se corrompe y a los goznes de la puerta no los carcomen los gusanos. Este proverbio expresa cómo el movimiento constante impide el ataque de los microbios y otros organismos. Revisar regularmente nuestro trabajo, desarrollar durante el proceso de revisión el estilo democrático de trabajo, no temer a la crítica ni a la autocrítica y aplicar aquellas máximas populares chinas tan buenas como di todo lo que sepas y dilo sin reservas, no culpes al que hable, antes bien, toma sus palabras como una advertencia y corrige tus errores, si los has cometido, y guárdate de ellos si no has cometido ninguno: he aquí la única forma eficaz de evitar que el polvo y microbios políticos infecten la mente de nuestros camaradas y el cuerpo de nuestro Partido.

Sobre el gobierno de coalición (24 de abril de 1945), Obras Escogidas, t. III.

Dentro del Partido se producen constantemente oposición y lucha entre diferentes ideas. Esto es un reflejo, en el Partido, de las contradicciones entre las clases y entre lo nuevo y lo viejo en la sociedad. Si en el Partido no hubiera contradicciones ni luchas ideológicas para resolverlas, la vida del Partido tocaría a su fin.

Sobre la contradicción (agosto de 1937), Obras Escogidas, t. I.

Estamos por la lucha ideológica activa, pues ella es el arma que garantiza la unidad interna del Partido y demás organizaciones revolucionarias en beneficio de nuestro combate. Todos los comunistas y revolucionarios deben empuñar esta arma.

Pero el liberalismo rechaza la lucha ideológica y propugna una paz sin principios, dando origen a un estilo decadente y filisteo, que conduce a la degeneración política de ciertas entidades y miembros en el Partido y demás organizaciones revolucionarias.

Contra el liberalismo (7 de septiembre de 1937), Obras Escogidas, t. II.

Al luchar contra el subjetivismo, el sectarismo y el estilo de clisé del Partido, debemos tener presentes dos principios: primero, sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro, y segundo, tratar la enfermedad para salvar al paciente. Hay que poner al descubierto, sin tener consideraciones con nadie, todos los errores pasados, y analizar y criticar en forma científica todo lo malo en el pasado, para que en el futuro el trabajo se realice más cuidadosamente y mejor. Eso es lo que quiere decir sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro. Pero, al denunciar los errores y criticar los defectos, lo hacemos, igual que un médico trata un caso, únicamente para salvar al paciente y no para matarlo. Una persona con apendicitis se salvará si el cirujano le extrae el apéndice. Si una persona que ha cometido errores no oculta su enfermedad por temor al tratamiento, ni persiste en sus errores hasta hacerse incurable, sino que, honesta y sinceramente, desea curarse y enmendarse, debemos acogerla y curarle la enfermedad para que se convierta en un buen camarada. Jamás podremos lograr éxito si nos dejamos llevar por un impulso momentáneo y la fustigamos sin mesura. No se puede tratar con imprudencia enfermedades ideológicas o políticas; hay que adoptar el único método adecuado y eficaz: tratar la enfermedad para salvar al paciente.

Rectifiquemos el estilo de trabajo en el Partido (1. de febrero de 1942), Obras Escogidas, t. III.

Con relación a la critica en el seno del Partido, es preciso mencionar otro punto: algunos camaradas, al hacer críticas, pasan por alto las cuestiones importantes y limitan su atención a las mezquinas. No comprenden que la tarea principal de la crítica es indicar los errores políticos y de organización. Por lo que respecta a los defectos personales, a menos que estén vinculados a errores políticos y de organización, no hay que censurarlos demasiado para no sumir a los camaradas en el desconcierto. Además, si semejante crítica se desarrolla la atención de los miembros del partido se concentrará exclusivamente en defectos de poca monta, y todos se volverán tímidos y cautelosos y olvidarán las tareas políticas del Partido. Esto es un grave peligro.

Sobre la rectificación de las ideas erróneas en el Partido (diciembre de 1929), Obras Escogidas, t. I.

En la critica en el seno del Partido, debemos guardarnos del subjetivismo, los juicios arbitrarios y la banalización de la crítica; toda afirmación debe fundarse en hechos y toda crítica debe tener sentido político.

Ibíd.

La crítica dentro del Partido es un arma para fortalecer sus organizaciones y aumentar su capacidad de combate. Sin embargo, en la organización del Partido en el Ejército Rojo, la crítica no siempre tiene este carácter: a veces se convierte en ataque personal. A consecuencia de ello, no sólo se perjudica a los individuos, sino también a la organización del Partido. Esta es una manifestación de individualismo pequeñoburgués. El método para corregirla es ayudar a los miembros del Partido a comprender que la critica tiene por objeto aumentar la capacidad de combate del Partido a fin de lograr la victoria en la lucha de clases, y que no debe utilizarse para realizar ataques personales.

Ibíd.

Porque servimos al pueblo, no tememos que se nos señalen y critiquen los defectos que tengamos. Cualquiera, sea quien fuere, puede señalar nuestros defectos. Si tiene razón, los corregiremos. Si lo que se propone beneficia al pueblo, actuaremos de acuerdo con ello.

Servir al pueblo (8 de septiembre de 1944), Obras Escogidas, t. III.

Los comunistas chinos, que en todas nuestras acciones partimos de los intereses supremos de las grandes masas del pueblo chino, estamos convencidos de la completa justicia de nuestra causa, no nos detenemos ante ningún sacrificio personal y estamos dispuestos en todo momento a dar nuestras vidas por esta causa, cómo podríamos entonces ser reacios a desprendernos de las ideas, puntos de vista, opiniones o métodos que no respondan a las necesidades del pueblo? Cómo podríamos alegrarnos de que el polvo y microbios políticos ensucien nuestros limpios rostros e infecten nuestros sanos cuerpos? Incontables mártires revolucionarios han ofrendado sus vidas por los intereses del pueblo, y a los vivos se nos llena de dolor el corazón cada vez que les recordamos. Habrá interés personal que no podamos sacarificar o error que no podamos superar?

Sobre el gobierno de coalición (24 de abril de 1945), Obras Escogidas. t. III.

Nunca debemos sentirnos satisfechos con nuestros éxitos. Debemos refrenar la autosatisfacción y criticar constantemente nuestros defectos, al igual que nos lavamos la cara y barremos el suelo diariamente para quitar el polvo y mantenerlos limpios.

Organicémonos (29 de noviembre de 1943), Obras Escogidas, t. III.

La critica debe hacerse a tiempo; no hay que dejarse llevar por el hábito de criticar sólo después de consumados los hechos.

Sobre el problema de la cooperativización agrícola (31 de julio de 1955).

Aleccionados por los errores y reveses, hemos aguzado nuestro ingenio y manejamos major nuestros asuntos. Es difícil para cualquier partido político o persona evitar los errores, pero debemos tratar de cometer los menos posibles. Si cometemos un error, debemos corregirlo, y cuanto más rápidamente y más a fondo, mejor.

Sobre la dictadura democrática popular (30 de junio de 1949), Obras Escogidas, t. IV.