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La inmigración: Se distinguen la aristocracia obrera y la burguesía internacionalista.

Por el MIM.
Traducido por Células de Estudio para la Liberación de Aztlán y América Latina

La diferencia de opinión sobre la cuestión de la inmigración entre un yanqui común y corriente y una “élite” o el círculo de poder, supera el nivel del año 1998, según una encuesta publicada el día 17 de diciembre. El presidente Bush ha puesto en práctica los reglamentos migratorios más salvajes sobre sus vecinos, México y Canadá, y ha causado molestia a los conservadores del occidente canadiense con las tarifas sobre la madera. Sin embargo, menos del 30% de los yanquis apoyan a Bush sobre sólo dos asuntos: los cambios en el clima y la inmigración. La corriente del chovinismo nacionalista que comenzó el 11 de septiembre alimenta la opinión injusta con respecto a la inmigración.

La encuesta fortalece la tesis del MIM que la aristocracia obrera está más opuesta al internacionalismo que la misma burguesía imperialista. Lenin explicó extensamente que la psicología de esta clase sostiene que apenas han logrado sus privilegios y por lo tanto son más feroces en protegerlos.

Sólo el 14% de la élite norteamericana, de "los líderes de la opinión," están de acuerdo con la posición popular según la cual se debe reducir la inmigración. El 60% del público norteamericano sostiene que la política del gobierno debe ser reducir la inmigración oficial. Y todo esto es a pesar de la retórica del “país de los inmigrantes” y de que aun la ciudad de Nueva York se adorna con la "Estatua de la Libertad." Está bien claro que los yanquis no creen en el derecho de poder viajar abiertamente y gracias a la estupidez electoral de la aristocracia obrera, el promedio de encarcelamiento en EE.UU. es el más alto en todo el mundo.

"Según la encuesta, el 70% del público norteamericano opina que reducir la inmigración ilegal es 'una meta muy importante de la política internacional de EE.UU.', mientras sólo el 22% de la élite sostiene la misma posición." (1) Esta es la razón de la victoria de Pat Buchanan sobre Bush en las elecciones preliminares de Nuevo Hampshire en 1992. En 1992, año de recesión, tanto Perot como Buchanan lanzaron sus programas con el lema "Yanquis Primero."

La propuesta aceptada casi por todos los tal llamados yanquis “marxistas” es una ilusión que postula la existencia de un proletariado explotado que propaga el internacionalismo de este lado de la frontera. Al contrario, lo que debe quedar bien claro es que el pueblo yanqui carece del internacionalismo más que la clase con el poder estatal y que de esta manera es aún más reaccionario. No basta el chantaje de la clase dominante: la aristocracia obrera es consciente de su lucha para lograr una lucrativa división de superganancias. La aristocracia obrera no es nada indiferente hacia el tema de superganancias, y no está a punto de despojarse de una supuesta conciencia engañosa para reemplazarla con un internacionalismo revolucionario. Los intereses de la aristocracia obrera son fáciles de identificar y ésta los persigue diligentemente, de lo cual resulta la enorme diferencia entre su posición sobre la inmigración y la posición de la clase dominante.

El pueblo yanqui no aguanta a los verdaderos representantes de la burguesía internacionalista como los Rockerfeller, Jimmy Carter y Bush el mayor. El iniciar pláticas sobre el desempleo y el empeoramiento de los salarios (¡menos beneficios!) con la aristocracia obrera la llevaría a tomar el lado de Buchanan. No entender esto iguala a no entender la situación contemporánea ni la teoría leninista de la aristocracia obrera. Salvo los inmigrantes y la población de habla hispana, no hay campo para discutir lo del proletariado dentro de las fronteras de EE.UU. Esto sólo tiene como resultado que se molesten y se encierren más los chovinistas.

Entender la realidad en los países imperialistas con una población burguesa implica luchar para forjar una alianza con el lumpenproletariado y con la pequeña ala izquierdista de la burguesía internacionalista. La prensa imperialista no ignora del todo este asunto como cuando ridiculiza las protestas en contra del Fondo Monetario Internacional dirigidas por los “nenes anarquistas con fondos de inversión” quienes poseen recursos suficientes para viajar de una manifestación a otra. En los años 60 y 70, la prensa dijo lo mismo con respeto a los miembros del grupo "Weather Undeground" quienes eran poderosos millonarios y abogados.

La sección de la burguesía internacionalista que posee una visión de largo plazo no se encuentra en el poder. Esta sección ha salido en Seattle y en otras protestas a nivel mundial pero aún es muy pequeña. El ala izquierdista de la burguesía internacionalista es comparable a lo que Lenin, Stalin y Mao llamaban "burguesía nacional," una clase que podía unirse a la revolución en los países semifeudales. Por lo tanto, el ala izquierdista de la burguesía internacionalista es una amiga del proletariado. Aunque aún sobreviven, tanto la burguesía nacional como el ala izquierdista de la burguesía internacionalista están en peligro de extinción. Debemos entender que estos grupos tienen intereses distintos a los del imperialismo.

No es nuestro deber oponernos a tipos como Bush, Blair, Carter y Clinton con demandas nacionalistas en contra del Tratado de Libre Comercio (TLC) o la inmigración. Nuestro deber es demonstrar que la única forma de lograr la paz y la prosperidad es nuestra estrategia para conseguir un salario minimo mundial, un cuerpo para la protección universal del medio ambiente y, por consecuencia, una lucha de clases mundial.

Aunque el Centro para Estudios Migratorios ha llevado a cabo las encuestas, aún carece de una teoría: “No está muy claro porqué hay ideas tan distintas sobre la inmigración entre los líderes del país y el público.” También se distingue la opinión del yanqui común y corriente de la de los líderes sobre la protección del empleo para los yanquis y la competición económica con otros países. Esta diferencia indica firmemente que una de las principales razones por la cual los yanquis se preocupan por la inmigración es el temor que tienen a la competición por el empleo.

El tremendo espacio entre los imperialistas internacionalistas y la aristocracia obrera ha rendido una serie de situaciones políticas hipócritas. Mientras la aristocracia obrera se aprovecha de los negocios de los empresarios en el Tercer Mundo, a los empresarios tercermundistas que buscan hacer negocios en los países imperialistas se les echa de aviones porque tienen pinta de "terroristas." También se organizan movimientos antiinmigrantes al estilo Le Pen en Francia y Buchanan en EE.UU.

No debemos alegar que los tratados de comercio e inmigración y los convenios representan únicamente la conciencia burguesa embucando la falsa consciencia sobre el proletariado de los países imperialistas. Debemos defender estos tratados y promover su lógica.

El gobierno de Los Países Bajos le permitó entrar a José Maria Sisón y firmó tratados y convenios garantizándole ciertos derechos. Los camaradas filipinos lo entienden muy bien, hacen hincapié en dichos tratados y convenios, los defienden y no permiten que el gobierno Holandés los anule. Los camaradas filipinos serían culpables de promover una conciencia falsa si sólo se la pasaran discutiendo tratados y los derechos humanos de los europeos y al mismo tiempo fuese verdad que existe algún proletariado europeo a punto de lanzarse a la revolución internacionalista. Pero las cosas no son así y todavía no se alcanza este nivel de ventaja política y, por consequencia, lo correcto es apoyar tratados internacionals en contra de la aristocracia obrera.

Muchos de los tratados, convenios y leyes no prohiben que la aristocracia obrera europea organice protestas en contra de los inmigrantes. Así lo dijo un típico aristócrata obrero en el grupo de Usenet soc.culture.filipino: “Pobre JoMa Sisón. Se queja al gobierno holandés para que le restauren los beneficios estatales. Se queja porque sólo recibe una miserable asignación de 201.93 euros y porque el gobierno no paga por su hogar. Discúlpenme pero mis impuestos pagan por todo esto. Si tienes alguna molestia lárgate a las Filipinas y averigua cuánto te dan allá. Nos acusa de ser un gobierno policíaco. Sí, qué lástima. ¿Si te encuentras tan infeliz en los Países Bajos entonces qué haces aquí?” Le informamos a este imbécil que gracias a la presión política de tipos como él los Países Bajos prohiben que Sisón consiga empleo. Y al mismo tiempo le acusan de no pagar impuestos.

JoMa Sisón y otros comunistas están de acuerdo con la idea de firmar un tratado para que los imperialistas saquen sus empresarios de las Filipinas. Pero la aristocracia obrera lo quiere de los dos modos. Por un lado, quiere tratados que le permiten comprar ropa de marca GAP fabricada por empresarios que visitan y llevan a cabo negocios en el Tercer Mundo y , por el otro lado, prohibe que las personas del Tercer Mundo visiten los países imperialistas para hacer negocios.

Estos aristócratas primero deberían chocar con su propio gobierno sobre los tratados y convenios que éste ha firmado antes de lanzar su agresión contra los inmigrantes. Si la aristocracia obrera logra que su gobierno y las impresas internacionales salgan del Tercer Mundo, la gente del Tercer Mundo no tendrá razón para venir a los países imperialistas. Es raro que un pueblo busque salir de su país de origen; sólo lo hace bajo circunstancias desastrozas causadas por los imperialistas. No vale quejarse cuando el Tercer Mundo busca visitar y vivir en los países imperialistas ya quel imperialismo se ha adueñado de sus tierras.

Los marxistas falsos que nos critican buscan pretextos para torcer los resultados de la encuesta y demostrar que los "obreros" se encuentran en peores condiciones que los imperialistas. Como no identifican la contradicción entre la aristocracia obrera y los imperialistas no logran utilizarla correctamente. No distinguen entre diversos intereses de clase.

La miopía de la aristocracia obrera tiene como resultado guerras entre naciones sobre ciertos temas de la economía doméstica. Esta miopía encontró su máxima expresión en la postura de Adolfo Hítler sobre la inmigración y el comercio internacional. Por su parte, la burguesía internacionalista cuenta sólo consigo misma y por lo tanto su opinión sobre la inmigración no es muy popular. La estrecha base social para su tipo de internacionalismo resulta en que los países imperialistas oscilen entre el facismo y la democracia liberal.

Está bien claro que los imperialistas se aprovechan del comercio internacional y de la subversión en el Tercer Mundo mientras que la aristocracia saca beneficios al punto de venta pero siente que se ponen en peligro sus empleos. Sólo el internacionalismo proletario es capaz de conseguir que teoría de la coperación internacional económica se haga realidad. Cuando el MIM llegue al poder nos aseguraremos de que el pueblo entienda y descubra los beneficios del comercio y la cooperación económica en general.

La posición de la aristocracia obrera según la cual el mundo no saca beneficios del libre comercio, el mercado obrero y la resultante cooperación, es equivocada. Su posición es cobarde e ignorante. Precisamente son los imperialistas los que no pueden llevar a cabo el "libre comercio" y la "libertad de movimiento" porque ofrecen los derechos más basicos a una pequeña élite. Sólo la línea del MIM puede resolver esta contradicción.

Notas: (1) http://www.cis.org/circle.html


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